«En la tradición del constitucionalismo liberal, el Estado es concebido como un espacio neutral, no le pertenece a nadie. O sea, define las reglas del juego que todos aceptan. En cambio, en la visión del populismo jesuita, el Estado tiene una función, que es la función que tenían los reyes católicos, de evangelizar a los propios y combatir a los herejes».
- Loris Zanatta, página 50.